domingo, 26 de enero de 2014

Música para el salmo 115

Felix Mendelssohn Bartholdy (1809-1847) disfruto de un desahogo económico que le permitió dedicarse por entero a la música. Considerado el más clásico de los románticos compuso todo tipo de música salvo la ópera, destacando sus sinfonías y oberturas. Atraído por la composiciones vocales escribió poco menos de cien lieder y cinco salmos. No sabemos si fue su ascendencia judía o su conversión al luteranismo lo que le llevó a atreverse con los salmos. El 115, del que ofrecemos el segundo movimiento (dúo y coro), trata sobre Dios y los ídolos comenzando: "No a nosotros, oh Yehová, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por tu misericordia, por tu verdad", y continúa pidiendo a Israel que confíe en su Dios pues Él los bendecirá. El fragmento que presentamos se inicia con la voz del tenor a la que se une poco después la soprano como si fuera la confluencia natural de dos ríos que deciden mezclar sus aguas en el camino del mar, cada una mantiene su fuerza pero se acomoda al fluir de la nueva compaña. El coro las recibe y las acoge permitiendo que suenen diferenciadas, pero poco a poco, como el mar ya alejado de la desembocadura, las absorbe, las cubre y se las apropia.
Annemarie Kremer, Daniel Sans y el Chambre Choir of Europe ponen las voces, mientras Nicol Matt dirige a la Württembergische Philharmonie Reutlingen.
Disfruten.




La guerra del 14

Quién dice que para desenmascarar una guerra se necesitan mil páginas. Nadie puede poner un duda el valor de Guerra y Paz o Vida y destino, por poner dos ejemplos sobresalientes. Pero la maldad, la destrucción y la mentira también se denuncian con menos esfuerzo. Aquí tenemos 14 la novela de Jean Echenoz que en poco menos de cien páginas nos hace abominar de la Gran Guerra. En quince pequeños capítulos recorre desde el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta la batalla de Mons, su conclusión. Nos cuenta la historia de cinco franceses de un mismo pueblo que son reclutados al inicio de la guerra. Lo que parece sólo una aventura fugaz se va complicando y deja aparecer el horror de la muerte y la destrucción. Cada capítulo va acercándonos a la verdadera realidad de la guerra, el dolor, el cansancio, el hambre, la mutilación, la muerte. Todo está contado con la más absoluta frialdad, podríamos decir que a veces parece un notario impasible y burlón que hace inventario de la desgracia. Echenoz sabe dosificar la información y poco a poco nos ofrece datos que dan cuerpo al relato y cierran enigmas abiertos. Maravilloso el papel de Blanche, la novia de uno de los protagonistas, que pone el contrapunto de la retaguardia. El autor consciente de que bien podría considerarse su libro como un cuento largo no renuncia a brindarnos un final asombroso. Pero eso ya lo tienen que descubrir ustedes.

(Echenoz, Jean; 14, Barcelona, Anagrama, 2013)