domingo, 8 de diciembre de 2013

Una selección de Louis Combet

En 1967 poco después de publicar el monumental Vocabulario de refranes y frases proverbiales de Gonzalo Correas, el francés Louis Combet da a la imprenta una selección de refranes castellanos con su correspondencia al francés bajo el título Español idiomático: refranes españoles. Publicado como complemento al estudio de nuestro idioma en el país vecino, Combet nos ofrece una muy buena muestra de nuestros proverbios, consiguiendo una visión bastante global del ideario que queda recogido en nuestro refranero. Sólo por el hecho de provenir de unos de los mejores hispanistas, al que debemos la edición más completa del refranero de Correas, debemos considerar este pequeño libro como imprescindible en el acercamiento al mundo proverbial castellano. Organizado alfabéticamente siguiendo palabras clave nos presenta el refrán castellano y a continuación su explicación, si fuera necesaria, y correspondencia con el refranero francés. El maestro Combet nos dejó en 2004 pero su obra paremiológica es y será siempre imprescindible para quien quiera conocer los refranes castellanos. Va esta pequeña muestra como homenaje a su labor.

Cuando el abad está contento, está todo el convento.

Aunque todo sea barro, no es lo mismo la tinaja que el jarro.

Casar, casar, suena bien y sabe mal.

Los diezmos de Dios, de tres blancas sisar las dos.

Dormir y guardar las eras, no hay manera.

El fraile que pide pan, carne toma si se la dan.

Gota a gota, la mar se agota.

A toda hora, el perro mea y la mujer llora.

Juanica la pelotera, casarás y amansarás y andarás queda.

Todos somos locos los unos de los otros.

No hay peor mancilla que muchas manos a una escudilla.

Si el necio no fuese al mercado, no se compraría lo malo.

Pedro, por ti poco medro. -Menos medrarás si yo puedo.


(Louis Combet, Español idiomático: refranes españoles, Toulouse, Privat, 1967)

Aforismos de Jardiel Poncela

No es muy conocida la faceta de Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) como aforista. En 1937 publicó Máximas, mínimas. 535 aforismos sobre temas que, por no ser de actualidad, están siempre de actualidad. Algunos de los temas son, por supuesto, aquellos que siempre han aparecido dentro de los libros del género: el amor, la vida, la muerte, la mujer, la inteligencia, el pudor, la política, la amistad o la vejez. Y como es de esperar siempre desde el tono más humorístico y paradójico posible. En este sentido sigue una de las bases del género, la sorpresa, la imagen arriesgada, a veces, la banalidad. Un género tan aparentemente serio no deja de sorprendernos con opiniones donde la seriedad no es obligada y donde la ocurrencia trasciende lo inmediato. Muchas de las máximas de Jardiel Poncela posiblemente no hayan envejecido bien, muestran en muchos casos una visión en exceso machista y conservadora, pero siempre se disfruta cuando consigue arrancarnos al menos una sonrisa. Espero que esta selección sea una buena muestra.

El amor es como una goma elástica que dos seres mantuvieran tirante sujetándola con los dientes; un día uno de los que tiraban se cansa, suelta y la goma le da al otro en las narices.

En amor lo de menos es los insultos; lo  grave es cuando empiezan los bostezos.

Un solo amor es siempre demasiado.

Para encontrarle gusto a la vida no hay nada como morirse.

Los Papas mueren sin recibir la bendición de Su Santidad.

El hombre llega a dominar la teoría del amor a la edad en que comienza ya a no dominar la práctica.

La belleza de la mujer fracasa en el codo.

Una mujer que tenga los ojos bonitos jamás consentirá en jugar a la "gallina ciega".

Los hijos no empiezan a querer a sus padres hasta pasados los treinta años.

La sinceridad la inventó uno que quería amargarle la vida al prójimo.

La luna está siempre tan pálida porque hace exclusivamente vida de noche.

El crepúsculo es un fracaso diario de la Naturaleza.

Uno de los espectáculos más divertidos es ver cómo se casan los demás.


(Jardiel Poncela, Enrique; Máximas, mínimas. 535 aforismos sobre temas que, por no ser de actualidad, están siempre de actualidad, Barcelona, Luis Miracle, 1937)

sábado, 16 de noviembre de 2013

¡Ay quién pudiera!

Envidia. Sí, envidia de Ernest Brown. No se puede sentir otra cosa por este señor del que desconocemos todo salvo el apacible rincón donde se delecta con sus libros y estampas. Una pequeña biblioteca, sólo unas decenas de libros, donde encontramos sus autores queridos siempre dispuestos a ser releídos (hace años que los ha leído todos); reproducciones de cuadros, guardadas en una carpeta, que admira de cuando en cuando y cuelga de las paredes; un pequeño escritorio donde, si fuera necesario, tomar alguna nota o escribir una reflexión para después, quizá, destruirla. Y todo siglos ha, lejos de este tiempo tan descorazonador.
El ilustrador es Hugh Thomson (1860-1920) artista irlandés que se trasladó a Londres para desarrollar su carrera cerca de los grandes museos donde inspirarse. Fue muy conocido por las ilustraciones de los libros de Shakespeare, Austen o Dickens.



Malas Notas 48

En los sueños somos verdaderos dioses, hasta hacemos resucitar a los muertos.

Los cuadros de Edward Hopper son todos literatura. Tanto los personajes como los edificios esconden una historia, son escenas que sugieren situaciones enmarcadas, instantáneas con un antes y un después. Y como en la buena literatura sus personajes son seres solitarios, silenciosos, cuya única recompensa la obtienen de los rayos del sol.

Igual que en la naturaleza hay que aprender a mirar para distinguir un ave, reconocer un árbol o diferenciar los suelos; en la vida también hay que aprender a verla para descubrir la bondad y la inteligencia, desenmascarar la mentira o apiadarse del dolor y la pena.

En los viajes siempre siento asombro ante los caprichos y combinaciones de la naturaleza y admiración por las habilidades de los hombres.

martes, 29 de octubre de 2013

Una R leñosa

La letra "R" tiene mucha relación con el mundo vegetal y más en concreto con lo arbóreo. No en balde la raíz lo afirma al suelo y las ramas lo proyecta al firmamento. El árbol sagrado es el roble y la ofrenda del amor la rosa. Recio decimos del tronco poderoso y hablamos del rumor de las hojas o de los retoños en la primavera. Qué olor compite con el romero, qué sana más que la ruda o qué alegra más la vista que la flor de la retama. Nuestra R es rústica, sí, pero cómo nos alegrará calentarnos al fuego de sus rastrojos.


domingo, 27 de octubre de 2013

La Creación de Haydn

Franz Joseph Haydn (1732-1809) compuso el oratorio de La Creación en 1798 y junto a Las Estaciones están consideradas sus grandes obras maestras. Dividida en tres partes nos va relatando los siete días de la creación por boca de los arcángeles Rafael, Gabriel y Uriel. En la tercera parte se les unen las voces de Adán y Eva para alabar al Creador: "De tu bondad, ¡Señor y Dios nuestro! están llenos los cielos y la tierra." Repasan a dúo su obra, el sol, la noche, las estrellas, las nubes o la bruma anuncian la gloria del Señor. Toda la creación proclama su poder y anuncian su gloria.

¡Alabadlo, manantiales rumorosos!
¡Inclinad, árboles, vuestras copas!
¡Exhalad, plantas, vuestro aroma!
¡Liberadle, flores, vuestra fragancia!

Canta Eva con felicidad y consideración, mientras Adán convoca a las criaturas a que entonen sus alabanzas.

Vosotros, que trepáis a las alturas,
y vosotros, que os arrastráis por el suelo,
vosotros, cuyo vuelo corta el aire,
y vosotros, los de los abismos marinos...

Y el coro testigo del milagro proclama:

¡Gloria a Ti, oh Dios, Creador, gloria!
De tu palabra ha surgido el mundo.
¡Cielos y tierra te adoran,
Te glorificamos por siempre!

Riccardo Mutis dirige la interpretación.
(Los textos han sido traducidos por Jesús Cuevas Maraver)


Refranes rumanos

En más de una ocasión he comentado que la traducción de refranes requiere unos criterios comunes y públicos para que cuando accedamos a ellos sepamos qué nos podemos encontrar. Mi propuesta es que un refrán debe mostrarnos los pensamientos de un pueblo pero también las imágenes de las que se nutre a la hora de exponer una opinión, una reflexión o una recomendación. Ya sé que en alguna situación puede ser que nos sea imposible saber lo que nos están diciendo, pero este es un caso que también nos puede suceder en nuestro idioma, por lo que se requiere una explicación no la sustitución por un refrán de nuestra lengua. Cuando se empeñan muchos traductores en mostrarnos lo que quieren decir los proverbios y no lo que realmente dicen, siento que me están privando de un conocimiento fundamental de la lengua extraña como es el origen de sus metáforas y símbolos. Veamos con el ejemplo de algunos refranes rumanos como sus proverbios y los nuestros pueden ser iguales, parecidos o diferentes.

El caballo de regalo no se examina en los dientes.

Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana.

Después de tres días a  los huéspedes se les pone a dar vueltas a la rueda de molino.

Ojos que no se ven se olvidan.

Quien se levanta temprano lejos llega.

Al hombre sabio de bastan dos palabras.

Cuando el gato no está en casa los ratones juegan en la mesa.

La gallina vieja hace el caldo bueno.

El hombre sabio compra en verano trineo y en invierno carro.

No puedes estar con el culo en dos barcas.

Al hombre pobre ni los bueyes le tiran.

No des el gorrión de la mano por el que está en la valla.

Quien se quemó con la sopa sopla hasta en el yogur.


(Ortega Román, Juan José, Paremiología y fraseología comparadas españolas y rumanas: buscando equivalencias, acercando idiomas, en Paremia nº 15, Asociación Cultural Independiente, Madrid, 2006)

domingo, 29 de septiembre de 2013

Charletas de café

En esta ocasión vamos a tener dentro de los clásicos a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). Su libro Charlas de café, cuya primera edición es de 1921, recoge por escrito los pensamientos, anécdotas, comentarios y divagaciones que le han ido surgiendo en esas tardes de tertulia y café. Sus anotaciones abarcan todos los temas, va de la ciencia a la historia, de la política a la filosofía, del arte a la literatura, de la mujer a la moral o las costumbres. Sobre todo se siente capacitado para opinar y sobre todo su mirada es todo menos amable. Hay opiniones que hoy vemos anacrónicas, como la idea de la mujer o de las clases sociales. Y no las podemos justificar invocando el tiempo que ha pasado ya que a principios del siglo XX tanto el feminismo como la justicia social tenían grandes y magníficos defensores. Posiblemente sea ese carácter frívolo, que él mismo proclama, lo que le aventura a despreciar a los rústicos o ridiculizar a quien ve en la mujer algo más que una esposa. En muchas ocasiones tenemos la sensación de encontrarnos ante un ser superior que dictamina sobre el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto, lo bello o lo deforme. Echamos en falta un tono menos mordaz y más divertido. Aun así su lectura siempre es amena y la disculpa surge pronta cuando acierta con exactitud en sus anotaciones. Aquí tienen una muestra.

-Para mí -decíame un amigo- sólo merece el elogio de gran escritor quien escribe admirablemente sin decir absolutamente nada.

M.- ¿Qué tal ha estado Fulano en su conferencia?
N.- Aburrido: no sabe tanto que logre enseñar, ni tan poco que haga reír.

-Tengo una idea -decía un escritor demasiado reminiscente.
-¿De quién? -le atajó un amigo.

El anillo de Giges.- ¿Quieres ser invisible para los hombres? Sé pobre. -¿Quieres serlo para las mujeres? Sé viejo.

El ideal del español de buena parte de la clase media es jubilarse tras breves años de trabajo, y, si es posible, antes de trabajar.

Los excesivamente preocupados del alma acaban por no creer en el cuerpo... ¡ni en la higiene!

¿Para qué luchan los hombres? Para adquirir, en caso de triunfo, un pedazo de tierra donde ser prematuramente enterrados, lejos de los suyos.

Quien todo lo manosea, todo lo mancha.

Hay críticos polillas que corroen los libros sin leerlos.

El silencio de los envidiosos es el mejor elogio a que puede aspirar un autor.

Ocurre con los adjetivos lo que con los billetes de Banco: se deprecian de día en día.

Como la vela, al arder, el entendimiento humano alumbra, quemándose, consumiéndose y derramando lágrimas.

Si eres devoto, frecuenta las iglesias, y si descreído, también. No conozco asilo más seguro contra los latosos y los sablistas.


(Santiago Ramón y Cajal, Charlas de café, Madrid, Espasa-Calpe, 9ª edic. 1966)

viernes, 27 de septiembre de 2013

Maravilloso Banville

En 2006 John Banville, bajo el seudónimo de Benjamin Black, dice de uno de los personajes de El secreto de Christine: "Nunca había estado con una mujer tan mayor como ella. Había algo excitantemente vergonzoso en ello; había sido como acostarse con la madre de su mejor amigo, en caso de haber tenido él alguna vez un amigo de verdad." Pues bien, seis años más tarde el tema de su última novela, Antigua luz, es precisamente la historia del amor, o como quiera llamarse, entre un adolescente y la madre de su mejor amigo. Alexander Clave recuerda mientras prepara el rodaje de su primera película, él sólo ha interpretado teatro, el primer amor, decenas de años antes, con la señora Gray. Los recuerdos, como casi siempre, son a veces vagos y a veces demasiado perfectos. El tiempo y las estaciones se les trastoca, así recuerda vientos, humedades, lluvias, bochornos o la caída de las hojas con una precisión que reconoce como falsa pero que está unida o soldada necesariamente a su historia. La evocación de aquellos pocos días de amor y su intensidad se nos presenta con todo detalle y adolescente dramatismo. Si no fuera por pequeños detalles atmosféricos no pondríamos en duda sus aventuras, en todo caso asumiríamos el efecto del tiempo como factor que da sentido y unidad al pasado. Pero a veces llega a saberse la verdad y entonces una parte de nosotros se siente engañada y confundida, no por lo que nos revela sino por lo que nos quita. Paralelamente a la evocación de la iniciación al amor asistimos al rodaje de la película y su relación con la actriz principal, a la vida con su mujer y las consecuencias de la muerte de su hija diez años antes. En ninguno de estos relatos nos defrauda Banville, al contrario, seguimos unos y otros con el mismo interés y la misma pasión. La novela va creciendo poco a poco, acercándonos a un final sorprendente y entrañable. Un colofón que hace años no he sentido en una novela. Digamos que no es recomendable sino necesaria su lectura, uno no debe perderse una de las novelas más notables del presente siglo.


(John Banville, Antigua luz, Madrid, Alfaguara, 2012)

Malas Notas 47

Aquello que me importa: la paternidad, las palabras y la muerte; a veces, el amor; nunca, la envidia, la ambición o la gloria.

Durante el cortejo: halago y atención; para la conquista: halago y atrevimiento.

Paradoja: ¿Por qué lo que hemos logrado admitir y, hasta cierto punto, aprobar en  nuestros comportamientos, lo consideramos reprobable cuando lo reconocemos en nuestros hijos?

La avaricia ha pasado de ser un pecado a convertirse en una enfermedad cuyas dolencias no afectan al enfermo sino a los infelices subalternos.

La psicología es la ciencia de lo obvio, del sentido común; por lo tanto, una ciencia de andar por casa.


R con volumen

Esta R del siglo XIX tiene pretensiones tridimensionales. Para adquirir consistencia el grabador prolonga el contorno con rayas paralelas que le dan profundidad. En cuanto a la letra, como si fuera una plancha metálica, se adelgaza o ensancha mientras curva su figura. Las distintas piezas que la forman se engarzan entorno a pequeños cilindros que producen el retraimiento en los extremos plegándose sobre si mismo. Todo nos recuerda la maquinaria o las construcciones de la época, o quizás las relucientes ballestas de los carruajes de las clases altas.



sábado, 21 de septiembre de 2013

La levedad como estilo

En 1909 Alfred Cossmann (1870-1951) grabador y artista plástico austriaco diseñó nuestro ex-libris para un tal Edm Thilo. A los quince años, aconsejado por un familiar tallador de madera, ingresó en la Escuela de Artes Aplicadas de Viena donde permaneció durante catorce años. Además de estudiar cerámica, pintura con esmalte o soplado del vidrio, se interesó por el grabado, convirtiéndose en un maestro con la placa de cobre. Reconocido en su país, Austria, creó una escuela de importantes artistas que siguieron su técnica y estilo. También fue uno de los fundadores de la Sociedad de Ex-libris de Austria. En este caso podemos ver la originalidad del diseño. Una mujer semi desnuda se sienta, con las piernas cruzadas, sobre una cinta que traza una circunferencia a su alrededor. En uno de sus extremos la agarra con su mano derecha, sujetando a su vez dos flores. Uno de los extremos de la cinta se curva y pliega en la parte superior para indicarnos que es un ex-libris mientras que el otro extremo se precipita en vertical hacia abajo tapando, ligeramente, el brazo extendido. La disposición de las piernas produce una sensación de equilibrio. A pesar de la consistencia del cuerpo de la mujer, el artista nos convence de la naturalidad y realidad de la imagen: mientras la cinta gana en firmeza, la mujer adquiere la levedad precisa.


viernes, 20 de septiembre de 2013

Danza alemana de Schubert

Con sólo dieciséis años Franz Schubert (1797-1828) compuso para cuarteto de cuerda Cinco danzas alemanas D 89. Poco antes había dejado el colegio del Coro Imperial de Viena, debido a la muerte de su madre, y había seguido estudios de composición con Salieri. Un año después dejaría también estos estudios para ejercer de maestro en la escuela de su padre. Afortunadamente la enseñanza no le cautivó y decidió ganarse la vida con la música. Admirador de Beethoven asistió a su entierro y, se cuenta, en una cervecería brindó por el maestro y por el próximo de los asistentes que le siguiera a la tumba. Tuvo la desgracia de que el brindis recayera en él mismo muriendo un año más tarde con sólo treinta y un años. La belleza que alcanzó su música ya estaba presente en la composición que vamos a escuchar, la primera de estas danzas. En cinco momento se divide la pieza; se inicia con la danza propiamente dicha y ésta se va a repetir en el centro y al final de la obra; la alegría y la fiesta están presentes e invitan al baile, nos encontramos en una verbena bulliciosa donde las voces se alzan saludando y felicitando a los concurrentes. De pronto, entramos en el segundo y cuarto momento, parece que la orquesta hace un descanso y todo se vuelve íntimo, evocador; las palabras, suaves, mueven a la confidencia, los demás desaparecen y la pareja se promete el amor y la felicidad.



domingo, 15 de septiembre de 2013

Refranes sefardíes desde Salónica

En 1492 los Reyes Católicos promulgaron el Edicto de Expulsión de los judíos de los territorios españoles. Cientos de miles de españoles tuvieron que escoger entre cambiar de religión, sinceramente o no, o abandonar sus casas, sus posesiones, su mundo y aventurarse a un incierto destierro. La mayoría acabaron en los territorios que pertenecían al imperio otomano. Allí rehicieron su vida pero no olvidaron su idioma. Estos españoles, que se hicieron llamar sefardíes, mantuvieron durante siglos, junto a las llaves de sus casas, las palabras de nuestra lengua. Es asombroso que rodeados de otras hablas conservaran el castellano para comunicarse entre ellos, y que lo hicieran a pesar de los continuos cambios a los que se vieron sometidos. Los avatares de la historia le llevaron a Grecia, Francia, los Balcanes, Marruecos, Rusia, América Latina o Estados Unidos. En ninguno de estos destinos desapareció el ladino, idioma en el que, sobre la base del castellano, se fueron incorporando palabras, expresiones o giros de las lenguas en las que se desenvolvía a diario. Los refranes, como los romances o las canciones de boda, que ya conocían de la España anterior a la expulsión siguieron usándolos en sus conversaciones, manteniendo el sabor arcaico de lo que permanece prácticamente inalterable. Enrique Saporta y Beja, judío sefardí de Salónica, recogió los refranes que recordaba de su familia y los amplió rebuscando en la memoria de los viejos sefardíes de su ciudad. El fruto de su empeño son más de dos mil quinientos refranes que nos ofrece en Refranes de los judíos sefardíes. De ellos está entresacada este pequeña muestra.

Si no yora la criatura, no le dan mamadera.

Yerro de merco (médico), la tierra lo covija.

Mi vizino tenga bien, y yo también.

El viniatero etcha agua y quita dinero.

¿A la viejés, vruela?

Esta vida es un bonete, quien lo quita y quien lo mete.

Más vale cayer en gracia que ser gracioso.

Más tura un tiesto roto que uno sano.

A ti te lo digo, mi hija; tú entiéndela, mi nuera.

Quien tiene tejado de vidro, no etche piedras ande el vezino.

Más vale tadre que nunca.

El suegro y el yerno como el sol de envierno: Sale tadre y se va presto.

La suegra y el yerno como sol de envierno: Más me ayego y más me hielo.


(Enrique Saporta y Beja,  Refranes de los judíos sefardíes, Barcelona, Ameller Ediciones, 1978)

Pecios

Es consideración general que Rafael Sánchez Ferlosio escribe uno de los mejores, sino el mejor, castellano de nuestros días. La exactitud y precisión en el léxico así como un poderoso dominio de la sintaxis unido al rigor del pensamiento y una erudición que nos desconcierta hacen de nuestro escritor un clásico indiscutible. Esas extensas frases llenas de oraciones coordinadas y subordinadas, que nos explican, aclaran, desarrollan y demuestran la idea que presenta, cuando llegamos a su fin, una satisfacción nos embarga y, mientras tomamos un respiro, nos preguntamos cómo es posible tanta corrección usando las misma lengua que nosotros. Pero no es de este estilo del que ahora nos vamos a ocupar, sino de otro totalmente opuesto, donde la concisión, la precisión y la sobriedad se presenta como forma de comunicación directa e inmediata. Más o menos breves, los pecios de Sánchez Ferlosio se pueden emparentar con toda la literatura que, bajo el término genérico de aforismos, venimos atendiendo en estas entradas. Como su nombre indica los pecios son entendidos por el propio autor como restos de naufragios que se recogen y guardan como reliquias o recuerdos. En ellos afloran pensamientos a los que no se quiere o no se tiene tiempo de desarrollar con más extensión. Este carácter, aparentemente menor, no debe parecernos descuidado, todo lo contrario, la exactitud y el acierto son sus grandes logros. Pequeñas píldoras que nos alivian porque nos enseñan, nos fortalecen porque nos ilustran y nos curan porque nos revelan lo que sin saber deseábamos. Esta selección está extraída de su libro Vendrán más años malos y nos harán más ciegos.

Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere.

Sin embargo..., ¡oh , sin embargo!, parecen adivinarse aquí y allá dispersas, débiles, inciertas huellas de que ha habido, de que ha podido haber, o por lo menos ha querido haber, alguna vez, un mundo.

"Casi" y "Algo", nombres de dos cadáveres que yacen en el fondo del barranco.

"Es por el beso, no por las monedas." Así dice en el árbol del ahorcado.

El que quiera mandar guarde al menos un último respeto hacia el que ha de obedecerle: absténgase de darle explicaciones.

El niño que osó decir "El emperador está desnudo", ¡ay!, acaso también estaba pagado por el propio emperador.

¡Ay, las fechas están agazapadas en el calendario, igual que gatos junto a la ratonera, para matar los días en el instante mismo de salir!

(La Ilíada.) ¡Qué antiguas eran ya las armas, qué viejos eran los hombres, qué decrépito el mundo, qué anciana la palabra, ya en tu guerra, oh rey Agamenón!

(El Bautista.) La cabeza cortada tenía el oído contra la bandeja, como auscultando en el temblor del oro el tenebroso porvenir.

(Al Creador.) Señor. ¡tan uniforme, tan impasible, tan lisa, tan blanca, tan vacía, tan silenciosa, como era la nada, y tuvo que ocurrírsete organizar este tinglado horrendo, estrepitoso, incomprensible y lleno de dolor!


(Rafael Sánchez Ferlosio, Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, Barcelona, Destino, 1993)

domingo, 1 de septiembre de 2013

El alma rusa

Recomendar un clásico no tiene ningún merito. El que lo aconseja juega con la ventaja de que nadie se atreverá a criticarlo, pues aunque al final no le gustara el libro, pesa mucho la piedra que lleve inscrita la palabra clásico. Sin embargo son tantos los clásicos que nunca acabaremos con todos y siempre podremos necesitar una recomendación para decidirnos por unos u otros. Hoy le va a tocar el turno a Los hermanos Karamázov de Fiódor Dostoievski. El argumento, como en todos los clásicos, puede parecer baladí o poco original. En nuestro caso tres hermanos, de dos madres distintas y ya desaparecidas, se enfrentan a un padre que nunca se ha preocupado por ellos. Aunque hayan seguido caminos distintos, y cuando ya todos han sobrepasado los veinte años, se juntan en la ciudad donde reside su padre. Los enfrentamientos se suceden, el dinero, el amor de una mujer o el desprecio y la humillación marcan sus relaciones. Las amenazas ya son públicas y en cierto momento el padre es asesinado y robado. Todo indica que uno de sus hijos ha sido el ejecutor, las pruebas parecen concluyentes pero los otros hermanos creen en su inocencia. Este argumento que se podría completar con la exposición del juicio y la sentencia no es sino una justificación para que Dostoievski despliegue su maestría. De cada personaje nos vamos enterando poco a poco de su naturaleza, de la historia que le ha determinado, del carácter, de sus preocupaciones y proyectos; abriéndose sin ningún pudor, sin ninguna ocultación. El padre, depravado y lascivo; Dmitri, impulsivo y apasionado; Iván, intelectual y descreído; Aliosha, sincero y bondadoso. En este drama nos acercamos a comprender el alma rusa y, por extensión, la de todos nosotros: las pasiones, la religión, el ateísmo, el destino, la moral, la ambición, el misticismo, la mentira, el engaño, la cobardía, la crueldad o la vehemencia. Dostoievski como le suele pasar a los grandes genios tiene tantas cosa que decirnos, el tal la inmensidad de su misión, que puede parecernos que se despreocupa en la escritura. Quisiéramos que se detuviera más en algún suceso, que explicara mejor determinados comportamientos o que no se extendiera en ideas o filosofías que pueden no interesarnos. Pero ahí radica su magisterio nos arrastra a su mundo y queremos participar en él porque ha logrado que nos olvidemos de nuestras miserias para intervenir en las de sus personajes. ¿Se puede pedir algo más de un libro?

miércoles, 28 de agosto de 2013

Malas Notas 46

Los hombres deberían desilusionarse más a menudo; desilusionarse de todo, para que más tarde y poco a poco, si fuera posible, encontrar las fuerzas y la alegría de vivir.

Cuando alguien a quien apreciamos dice mal de otro a quien también tenemos afecto, sentimos un desconcierto parecido a la traición; pero no sabemos quién nos traiciona, si quien opina o quien dio lugar a la opinión.

¿Qué lugares se esconden en nuestro cuerpo donde sólo habitan el llanto y la pena?

Quisiera ser de profesión antólogo. Dejadme leer y escuchar por vosotros; confiad en mis preferencias; dejarse llevar por mis gustos; permitid que, por vosotros, seleccione. Prometo no defraudaros, porque en cada fragmento, en cada movimiento irá mi pasión por el arte y, sobre todo, mi amor por vosotros.

Tarjeta de presentación

Nuestro terrier no es un sujeta libros metálico o de porcelana, simplemente se apoya en ellos para no perder de vista a una polilla que ha surgido de entre las hojas de uno de los volúmenes. ¿Se estarán comunicando en ese lenguaje animal que desconocemos? ¿Le informará del autor, título y argumento? ¿Podemos suponer que conocen nuestro lenguaje y se entretienen enjuiciando nuestras obras? ¿O sólo le habla del sabor y textura de las hojas? Nada sabemos, como también desconocemos casi todo de la vida de Ellen Beck, ilustradora de ex-libris que nació en 1900. Es probable que el ex-libris que mostramos perteneciera a su biblioteca o sirviera de tarjeta de presentación  ante posibles clientes.


Una R con copete

Partiendo de las letras góticas, Charles Snell, inglés del siglo XVII, creó un alfabeto capitular del que forma parte nuestra letra. En trazo grueso destaca la forma original, pero un sinfín de líneas la van acompañando. Unas nacen de las misma letra como formadas por una vibración que perdura como las ondas, otras ocupan los espacios en blanco entrecruzándose y variando el grosor como en una rúbrica imposible. En conjunto, incompletas espirales, forman una imagen hipnótica que nos transporta a un sueño donde adivinamos una R con un absurdo e inapropiado copete.





martes, 27 de agosto de 2013

Música alemana para aficionados

Carl María Von Weber (1786-1826) fue precursor del romanticismo alemán rebelándose contra el predominio de la ópera italiana y dando origen a la ópera alemana de condición nacional. Hijo de músicos ambulantes muy pronto se inició en la música a través del piano. Sus composiciones para piano arrancan del clasicismo adquiriendo, sobre todo en sus movimiento más rápidos, un desarrollo que alumbra las notas de los futuros románticos. Su obra número 10 la forman seis sonatas para violín y piano compuestas y dedicadas a los aficionados, creciendo en progresión su dificultad. La última de ellas está formada por tres movimientos, Allegro con fuoco, Largo y Polonesa. La versión que vamos a escuchar está interpretada por Isabelle Faust al violín y por Alexander Melnikov al piano, fue grabada en 2011 y editada este año, 2013, por Harmonia Mundi.


Más vale ...

En la anterior entrada sobre refranes hablamos del investigador mexicano Herón Pérez Martinez. En aquella ocasión vimos cómo había recopilado los refranes que aparecían en la obra de Agustín Yáñez Las tierras flacas. En 1993 publicó en México su libro Refrán viejo nunca miente donde aparte de una amplia muestra de los refranes mexicanos de siempre nos ofrece un estudio completísimo sobre el tema. En él podemos conocer la antigüedad de los refranes y su relación con la literatura y la tradición, el origen de la palabra y la relación con la familia paremiológica, qué es el refranero mexicano, sus recolectores y la influencia castellana. Además se acerca a cuál es la temática más usual y a las estructuras que han perdurado desde su inicio. A una de éstas vamos a dedicar nuestra selección. Numerosos son los refranes que comienzan con Más vale..., donde se nos recomienda la primera opción de las dos que se nombran. Se juega en muchos casos con la sorpresa, el juego de palabras o lo paradójico. Aunque pueda parecer que se corresponden con aquellos que empiezan por Vale más... no en todos los casos son equivalentes y pueden expresarse indistintamente. Pasemos a mostrar ejemplos del primer tipo.

Más vale muchos pocos que pocos muchos.

Más vale mearse de gusto que de susto.

Más vale burro que arrear que no carga que cargar.

Más vale oler a unto y no a difunto.

Más vale tierra en cuerpo que cuerpo en tierra.

Más vale una colorada que cien descoloridas.

Más vale un carajo a tiempo que cien mentadas después.

Más vale prevenir que lamentar.

Más vale rato de sol que cuarterón de jabón.

Más vale Tianguistengo que tianguistuve.

Más vale tratar con pícaros que con pendejos.

Más vale rodear que rodar.


(Herón Pérez Martinez, Refrán viejo nunca miente, Zamora, Mich., El Colegio de Michoacán, 1997)

lunes, 26 de agosto de 2013

Las ocurrencias de Juan Rufo

Aprovechemos que en una de las últimas entradas conocimos algunos apotegmas de los filósofos clásicos, recogidas por Erasmo de Rotterdam, para mostrar en esta ocasión algunas de las que debemos al cordobés Juan Rufo (1547-1620). Nuestro paisano, hijo de tintorero y nacido en la calle del Tinte, debió ser un tipo curioso y amante del dinero ajeno. El más sufrido fue su padre que continuamente se hacía cargo de los desfalcos, engaños y sustracciones de nuestro poeta. Ya siendo sólo un niño le robó 500 ducados y los perdió en el juego. Marchó joven a la universidad de Salamanca y a pesar de que parece ser no pisó sus aulas recibía regularmente la asignación paterna. De vuelta en Córdoba y una vez conseguido el puesto de jurado en la ciudad se apropió de 600 fanegas de trigo destinadas a la alimentación de sus conciudadanos. De nuevo su padre tuvo que salir en su defensa haciéndose cargo de la deuda. No nos detengamos más en estas menudencias, sólo apuntar que en cuanto a amores también tuvo el padre que pagar por palabras de matrimonio a doncellas que no llegó a cumplir. Nuestro poeta es conocido por dos obras La Austriada y Las seiscientas apotegmas y otras obras en verso. En la primera cantó a don Juan de Austria en la guerra de Granada y en la batalla de Lepanto. De la segunda es de la que nos ocupamos. Los apotegmas de Juan Rufo comparte la idea de dicho o respuesta breve y sentenciosa ante un dilema o situación. Pero en este caso no busca en los demás estas sentencias sino que el poeta aparece como protagonista de todas ellas, a él debemos las ocurrencias y de su boca saldrán todas las respuestas. Los temas que trata son de lo más variado, desde la moda a la vejez, de la belleza a la cobardía, de la pobreza a la arrogancia, del juego a la amistad. Aunque el título nos habla de seiscientos en realidad los apotegmas que publica son setecientos siete. De ellos aquí dejo algunos.

Preguntole otro de sesenta años si se teñiría las canas, y respondió: "No borréis en una hora lo que Dios ha escrito en sesenta años."

Llamábase Ángela cierta fea, a la cual dijo: "Harto mejor suena vuesa merced que parece."

Decía que la vida larga era prisión luenga, retablo de duelos, soledad de amigos, vergüenza de haber vivido y temor de no vivir.

Preguntó un hombre, que no debía ser muy leído, "si fue Séneca de Córdoba". Respondió: "Pues ¿de dónde había de ser?"

A un caballero altísimo de cuerpo, moreno y desgraciado, que le apodaba, le dijo "que parecía noche de invierno en lo frío, en lo escuro y en lo largo".

Un hombre mentiroso y de grandes defectos era el más feo del mundo; y diciendo muchos mucho mal dél, dijo: "Lo mejor que tiene es la cara."

Llamábase cierta mochacha Esperanza, bonita como un oro; y con ser de once años no más, andaba nuerto por ella un soldado; a quien dijo (preguntándole qué le parecía de su dama), "que era buena para esperanza y mala para posesión".

Ahogose cierto hombre borracho nadando en Guadalquivir, y dijo: "Al fin murió aquel hombre a manos del mayor enemigo que tenía."

Cierto poeta y músico componía ruines letras y dábales buenos tonos, por lo cual dijo "que eran sus coplas delitos bien pregonados."

En cierta conversación dijo un fraile: "¿Cuál es el fraile que no tiene devota?" Respondió:"El que es devoto."

Díjose que una mujer adúltera escapó de su marido por no tener con qué matalla. Respondió: "¿Teniendo cuernos le faltó con qué?"

Preguntado qué cosa era más pesada que el oro, respondió: "No tenello."


(Juan Rufo, Las seiscientas apotegmas y otras obras en verso, Madrid, Espasa-Calpe, 1972; hay nueva edición en Fundación José Manuel Lara.)

domingo, 25 de agosto de 2013

Rafael Chirbes no lleva a la orilla

Cuando en 2007 Rafael Chirbes con su libro Crematorio consiguió el Premio Nacional de la Crítica no puso punto y final a una muy buena producción literaria sino que se postuló como uno de los mejores escritores en castellano del siglo pasado y de éste. Cuando ahora nos ofrece su nueva novela, En la orilla, vuelve a demostrar que su literatura está hecha de poder y maestría. Esteban es un carpintero propietario de una carpintería que ve como la crisis le obliga a cerrar y dejar sin trabajo a todos sus empleados. Su padre invalido en la vejez y con un carácter difícil es uno de los múltiples perdedores de la guerra civil, pérdida que no sólo supuso la destrucción de sus ideales sino también el nacimiento de un rencor que le impide ser feliz. La mayor parte del libro, salvo la pequeña introducción y el epílogo, transcurre el 14 de diciembre de 2010. Durante ese día Esteban pasea, se acerca al pantano, cuida a su padre, toma unas copas en el bar, juega a las cartas con sus amigos y sobre todo piensa, piensa en el porqué de su ruina, pero no la económica sino la personal. Vamos conociendo su vida, su familia, el malogrado negocio y el amor perdido. También a las personas que le rodean: su tío Ramón, ya fallecido, que le inició en todas (y pocas) sus felicidades; Francisco, su amigo de la infancia, adolescencia y madurez, rico y exquisito que se casó con el amor de Esteban; Leonor, ese amor de apenas días; Liliana, colombiana que durante algún tiempo cuidó a su padre antes de la ruina. También toman la palabra los empleados despedidos, privados cada uno de ellos de los sueños que ilusamente se formaron. A pesar de la dureza conque Esteban manifiesta su desilusión, como valora negativamente todo y a todos los que le rodean no podemos dejar de compartir su visión y por lo mismo sentirnos a la vez descorazonados. Es un libro duro, muy duro, que no puede acabar sino de la peor de las maneras. Ya lo dice él "... este desamor tan grande que lo ocupa todo..." En la orilla es un libro imprescindible, no leerlo nos hace más imperfectos mientras que su lectura nos hace saber más del mundo y de nosotros.

(Rafael Chirbes, En la orilla, Barcelona, Anagrama, 2013)

jueves, 22 de agosto de 2013

Malas Notas 45

Cuando era joven y salía, iba siempre con la seguridad de enamorarse. Años más tarde, ida ya la juventud, cuando salía llevaba prendido el miedo a enamorarse.

Mientras somos jóvenes todo nos puede parecer ridículo, convencional y predecible. Después, lo ridículo se torna dramático; lo convencional, conveniente; y lo predecible, obligado.

En literatura, como en todo, las influencias no son malas; lo imperdonable son las suplantaciones.

Sabemos que las palabras nunca dirán lo que pensamos; pero nos conforta que muchas veces digan lo que hubiéramos querido pensar.

Mi relación con las palabras puede llegar a ser hasta física. Hay palabras que me desagradan y cuando las uso siento un profundo malestar; otras, que surgen oportunas y casi necesarias, me producen sosiego; y, al fin, aquellas que aparecen inesperadas pero certeras me provocan una reacción cercana al placer.


En la noche

Mathilde Ade (1877-1953) fue una ilustradora húngara que además de dedicarse a los libros infantiles y las caricaturas destacó como diseñadora de ex-libris. En este caso nos presenta una escena onírica. La noche se deja poblar por sus seres propicios. Apenas estrellada, escuálidos jinetes cercan la torre de los sueños, un gato se oculta mientras el perro olfatea confuso la oscuridad, tres gaviotas vuelven a su nido dejando la noche a los murciélagos y a la lechuza que se sabe dueña y señora de los presagios. Las brujas, algunas bellas y desnudas, surcan el firmamento camino del aquelarre al que han sido convocadas. Los demás soñamos el sueño de los justos.






R de anticuario

De nuevo nos encontramos con letras que se forman a partir de cintas, en este caso una doble banda que se cruza, entrelaza y anuda. Sobre el fondo punteado un motivo floral también doble. Aunque de origen decimonónico nos dicen que nuestra capitular está inspirada en manuscritos del siglo X. Henry Shaw (1800-1873) fue un anticuario inglés muy interesado por los alfabetos y números medievales. Gran dibujante y grabador aprovechó sus conocimientos para recrear algunos de estos alfabetos (nuestra R pertenece a uno de ellos). También sabemos que diseñó las letras iniciales de un Nuevo Testamento publicado en 1864. Como suele ser normal la flor representada no es ninguna conocida, aunque las pequeñas hendiduras de sus pétalos y la unión de sus bases sean características comunes. 


martes, 20 de agosto de 2013

Qué bien suena Bach al piano

Aunque sabemos que Juan Sebastián Bach compuso para el clave, pocos son los pianistas que se resisten a interpretar sus obras de teclado con un instrumento para el que no fue pensado. Las suites inglesas se suponen fueron las primeras que compuso para el clave allá por el 1715. Las seis suites tienen parecida estructura, un preludio seguido de distintos movimiento de danza. La allemande es una danza con la que solía iniciarse las suites cuando no presentaban preludio, su movimiento es moderado con una melodía sobre un acompañamiento. La que vamos a escuchar es el segundo movimiento de la tercera suite interpretada al piano por Ivo Pogorelich. Es fascinante ver esas manos que nos parecen ajenas a la música que escuchamos, como si no fuera posible que sólo diez dedos crearan tantos sonidos y tan bellos. A veces es mejor cerrar los ojos.


Refranero mexicano en Agustín Yañez

El estudio del refranero incorpora también su presencia en la literatura. No olvidemos que sobre los refranes en El Quijote se han publicado más de un libro y no hay congreso o simposio de literatura en castellano en que no haya ponencia, comunicación o conferencia inaugural sobre el refranero de Sancho. En esta ocasión Herón Pérez Martínez, investigador mexicano, ha recogido de la obra de Agustín Yáñez (1904-1980) Las tierras flacas (1962) varias centenas de refranes mexicanos. Es importante el adjetivo por cuanto Herón Pérez centra su estudio en lo local, buscando lo distintivo, la aportación de su pueblo a la base de la que parte: el refranero castellano. En este sentido Agustín Yáñez, que centra su novela en el campesinado del estado de Jalisco, le ofrece un buen repertorio de expresiones, dichos y refranes poco contaminados por el refranero castellano de origen más libresco. Este mismo autor en 1942 también usó la literatura popular, en este caso canciones infantiles, en su libro Flor de juegos antiguos, donde rememora su infancia a través de los juegos y canciones que a lo largo del año conformaban el tiempo de ocio infantil. Aquí dejo una muestra del habla, y por lo tanto del pensamiento, campesino de México.

A cada uno su gusto lo engorde.

A lo dado hasta los obispos trotan.

Ah, qué bonita trucha para tan cochino charco.

¡Ay, madre, qué pan tan duro y yo que ni dientes tengo!

Caballo que llene las piernas, gallo que llene las manos y mujer que llene los brazos.

Cansado de ver lo bueno, ya lo regular me empacha.

Con tiento, santos varones, que el Cristo está apolillado.

De lo perdido lo que aparezca.

El corazón no envejece, el cuero es el que se arruga.

El que padece de amor, hasta con las piedras habla.

Es la ley de Caifás: al fregado, fregarlo más.

Lo que se da sin fineza se acepta sin gratitud.

¿Qué ha de dar san Sebastián cuando ni calzones tiene?


(Herón Pérez Martínez, El corpus del refranero ranchero de Las tierras flacas de Agustín Yáñez, Revista Paremia, nº 14, Madrid, Asociación Cultural Independiente, 2005)

lunes, 19 de agosto de 2013

Erasmo y la sabiduría antigua

Hará algún tiempo seleccionamos para esta sección algunos apotegmas de Plutarco que podían estar sacados de las ocurrencias de reyes y generales. En esta ocasión el recolector no es otro que el gran Erasmo de Rotterdam y sus apotegmas aparecen entresacados de la filosofía clásica. Decíamos que aunque estos textos no son propiamente aforismos sí están muy relacionados con ellos. Son breves, sentenciosos y en muchos casos ocurrentes. También participan de la necesidad de reflexionar sobre el mundo y sus avatares, proponiendo una conducta o, por lo menos, una explicación. Erasmo (1467-1536) era un humanista que desde su catolicismo se interesó igualmente por la teología que por la cultura clásica o la educación de los reyes. Unido a la realeza española, dedicó alguno de sus libros a Carlos V quien llegó a nombrarle consejero real honorífico. Sus disputas con la iglesia acabó con casi toda su obra en el índice de libros prohibidos. El origen de sus apotegmas está en su incansable labor de traductor y editor de autores clásicos. Estos son algunos ejemplos. En primer término aparece el nombre del filósofo al que se atribuye la frase.

SOCRATES: Tenía una vez Sócrates ciertos convidados y huéspedes y le dijo un amigo suyo que había hecho poco aparato para recibirlos, dijo entonces Sócrates: Si ellos son buenos basta, y si malos sobra.

Pasando una vez Sócrates por la plaza y viendo la gran abundancia de mecaderías que allí se vendían, dijo entre sí: Oh valemediós de cuántas cosas yo no tengo necesidad.

Se le dijo a Sócrates que una persona hablaba mal de él. Él respondió: No me maravillo porque nunca aprendió a bien hablar.

ARISTIPO: Una ramera dijo a Aristipo que estaba preñada de él. Éste respondió: Esto no se puede más saber que si uno anduviese entre unas espinas muy espesas y dijese: Esta espina me picó.

DIÓGENES: Preguntándole uno a qué hora había de comer cada uno, respondió: Si es rico cuando quisiere, si es pobre cuando pudiere.

Un hombre llevaba por la calle una viga y no mirando dio un golpe a Diógenes, y después dijo: Guarda. Diógenes volvió la cara y respondió: ¿Por ventura me quieres herir otra vez?

Entrando una vez en un baño sucio, dijo: Los que aquí se lavan, ¿dónde se lavan?

Otra vez vio a un muchacho hijo de una mala mujer que estaba tirando piedras hacia la gente, y le dijo: Guarda no descalabres a tu padre.

SOLÓN SALAMINO: A este filósofo se le atribuye aquel dicho tan notable y señalado. Es, a saber, que las leyes son semejantes a las telas de las arañas, las cuales prenden y enlazan a los pequeñitos mosquitos, y si algún animal grande pasa por ellas, las quiebra y rompe.

ANTÍSTENES: Díjole una vez uno: Muchos te loan. Le respondió: Pues yo no sé qué mal he hecho.

DEMETRIO FALERIO: Decía que los verdaderos amigos en la prosperidad habían de venir cuando los llamasen, y en la adversidad aunque no fuesen llamados.

ZENÓN: Siendo preguntado qué cosa era amigo, respondió: Otro yo.

HERÁCLITO: Siendo preguntado por qué causa callaba tanto, respondió: Para que vosotros habléis.

PLATÓN: Reprendía una vez Platón a un mancebo porque jugaba a los dados, el cual dijo: ¿Por una cosa tan pequeña me castigas? Respondió Platón: No es poco tomar mala costumbre.

ARISTÓTELES: Siendo preguntado Aristóteles qué ganaban los mentirosos, respondió: Que no les crean cuando dicen la verdad.


(Erasmo de Rotterdam, Apotegmas de sabiduría antigua, edición Miguel Morey, Barcelona, Edhasa, 1998)

jueves, 15 de agosto de 2013

Que la muerte no diga la última palabra.

No hay muchos libros sobre maestros, aunque sí sobre nuestra Guerra Civil. Jaume Cabré, del que ya recomendamos su último libro Yo confieso, escribió en 2004 una bellísima y triste historia sobre el maestro de un pequeño pueblo leridense durante la posguerra. Será otra maestra, sesenta años más tarde, quien, gracias a unos cuadernos que aparecen tras la pizarra de la escuela que van a derribar, descubra la verdad de lo que pasó en aquel pueblo perdido. Las voces del Pamano no es sólo una historia del dolor que se vivió en los núcleos de población más pequeños, es también una llamada de atención sobre las verdades y las mentiras que se produjeron y se siguen produciendo. Nuestro protagonista, como todos los héroes, es un ser normal, asustadizo y temeroso que se deja llevar, escuchando lo que le interesa y viendo sólo lo que le presentan. Sin embargo, también como los héroes, sin motivo ni intensión se ve arrastrado contra su voluntad a acciones arriesgadas, y las asume como obligaciones del destino. Cabré nos va presentando al protagonista conforme la vida le golpea, los sueños se le rompen y el amor todo lo enreda. Paralelamente, y ya en nuestros días, la maestra, segunda protagonista, también tiene que enfrentarse a la vida, que no es sino engaño, desilusión y dolor, pero será superior su empeño por alcanzar y mostrar la verdad sobre alguien que ya murió y sobre el que nadie quiere indagar. Junto a ellos múltiples personajes inolvidables, el alcalde falangista, la señora del pueblo, la esposa, el hijo desconocido, el abogado, el chófer, monseñor, el maquis, los represaliados, el marmolista y su hijo, todos cumpliendo su función que no es otra que contribuir al enriquecimiento de una historia imprescindible. Serrallac, el hijo del marmolista que grabó la lápida del maestro, le pregunta a Tina, la maestra actual, por su empeño en que se conozca la verdad al cabo de tanto tiempo, y ella le responde: "No sé. A lo mejor para que no sea la muerte quien diga la última palabra".


(Jaume Cabré, Las voces del Pamano, traducción Concha Cardeñoso, Barcelona, Destino, 2012)

Un ex-libris para su esposa

R. Sarrin (1869-1939) fue un artista letón que se interesó y se aplicó en todas las facetas de las artes gráficas. De su mano podía surgir un cartel o un grabado, la ilustración de una historia o una caricatura, una acuarela o un ex-libris. A él se deben tanto el escudo de armas de Letonia como el diseño de monedas, billetes y sellos (fue el autor de los primeros sellos soviéticos). Casado con la cantante sueca Eva Sundblatei le regaló en 1897 el ex-libris de la ilustración. Tres elementos sobresalen del intrincado fondo de ramas, hojas y aves; en la parte superior una franja donde nombra el ex-libris acotado por dos grandes hojas, un pequeño marco con el nombre de su esposa cerca de la base y, entre ellos, un medallón con el motivo central. Una sirena recién salida del lago y sentada sobre una roca toca las cuerdas del arpa, mientras, un pájaro canta desde la rama de un abedul. Un tronco desnudo se le acerca como si buscara su abrazo. Parece ser que fue el primer ex-libris que diseñó, y podemos decir que con acierto.



Una sutil "r"

Esta R (minúscula) formada por una cinta que se curva y pliega, se duplica y sombrea, enarbola como signo de victoria una rama que no reconocemos. ¿Sobre qué otra letra ha triunfado? ¿Qué carácter se ha visto humillado? ¿Es suficiente para ser considerada a partir de ahora una letra mayúscula? Esto sólo lo sabe Juan de Yciar, su diseñador, pero parece ser que murió allá por el 1572 y creemos que nunca nos podrá sacar de dudas. Se publicó en Zaragoza dentro de El sutil arte de la escritura manual







domingo, 11 de agosto de 2013

Malas Notas 44

Hay personas que bajo la apariencia de poseer un espíritu crítico se esconden seres quejosos y enemistados con la vida.

El enamoramiento se teje con mensajes ocultos; aquellos que mandamos sin tener la certeza del destino y aquellos que buscamos sin la seguridad de que se hayan emitido.

Cuando entro en una iglesia, ya sea una catedral o una ermita, nunca pienso en el poder de Dios sino en la habilidad de los hombres.

Los judíos no dejan de recordarnos que cualquier comparación con el holocausto no es sino una banalización de la historia. Lo que no nos dicen es en qué libro o versículo su Dios determinó el número de muertos necesarios para que la banalidad se convierta en masacre.

La salud en los refranes

Junto al amor, la salud debe ser uno de los temas preferidos por la literatura popular y, por lo tanto, del refranero. Gozar de salud ha sido un anhelo en todos los lugares y épocas, máxime en momentos en los que se desconocían muchas de las razones para enfermar y los fármacos que las remediaban. Pero junto a la preocupación por la salud también estaba el miedo ante el médico inexperto o, simplemente, falso. Moneda corriente era la expresión Dios te la depare buena en referencia a la receta expedida por el galeno de turno (en los siglos de oro se contaba una historia que explicaba la frase). José María de Jaime Lorén en la lección magistral de la apertura del curso 2003-2004 de la Universidad Cardenal Herrera de Valencia desarrolló la visión que la literatura popular tiene de la enseñanza y de las ciencias de la salud. La exposición se completa con cerca de mil refranes sobre las profesiones sanitarias: médico, farmacéutico y veterinario. De éstos seleccionamos los siguientes, esperando, si no la reparación de cualquier molestia que les aqueje, al menos el bienestar de ser partícipes de antiguas recomendaciones.

Los mejores médicos y enfermeros, paciencia y dineros.

Según dijo Galeno, lo que para unos es malo, para otros es bueno.

Si el médico cura, el sol es testigo; y si mata, la tierra lo cubre.

De médico que trasnocha y de cura que va al café, liberanos domine.

Médico nuevo, en dos años le echa una solería al cementerio.

Amigos son el médico y el cura, porque el uno entierra lo que el otro no cura.

El doctor Vara, ni obra buena ni palabra mala.

El hijo del doctor Galeno, al que no estaba malo lo ponía bueno.

El médico que mexor cura, muerto el enfermo lo dexa sin calentura.

Sangrarle y purgarle, si se muriese enterrarle.

A letra de médico, ojo de boticario.

Consulta de calle, ni cura ni vale.

Cuando a un enfermo dos médicos van, toca a muerto el sacristán.

La definizión de la ziruxía, sacar de tu bolsa y echar en la mía.


(José María de Jaime Lorén, La Enseñanza y las Ciencias de la Salud en la literatura popular, Valencia, Universidad Cardenal Herrera, 2003)

domingo, 28 de julio de 2013

Neuman tira de la cuerda de Savater

Andrés Neuman ha rebuscado entre algunos de los libros de Fernando Savater frases que pudieran entenderse como aforismos. El resultado es el libro Tirar de la cuerda publicados por Cuadernos del vigía. En más de una ocasión hemos hablado de esta extendida práctica. Decíamos que en muchas ocasiones al sacar la frase del contexto o bien quedaba poco clara, o bien no se correspondía con la idea general de la que forma parte. En el caso actual hay que reconocer que la mayoría de textos seleccionados se corresponden con lo que se entiende y conoce como aforismo. El mismo seleccionador nos dice que el pensamiento de Savater tiende a expresarse con frases cortas y sentenciosas lo que facilita su asimilación al género aforístico. Además el mismo Savater ha participado en este tipo de libros al seleccionar y presentar los pensamientos de Voltaire en Sarcasmos y agudezas. Neuman clasifica los textos según el tema que trata: la vida, la ética, la sociedad, la política o la literatura. Es de agradecer la claridad y la sensatez de todos los enunciados. Aquí os presento una pequeña muestra.

La vida me cogió de improviso.

Odiar siempre deviene un ejercicio fatigoso que exige prestar enorme atención a los demás.

Lo importante del místico es que alcanza una especie de extraña sabiduría de nada.

Tengo verdadera afición al libertinaje y desconfío de toda libertad que se oponga a él: libertinaje, igualdad y fraternidad.

La cuestión no era que el rey fuera bueno, sino que si fuese malo también sería rey.

Donde es más importante la diferencia que la semejanza, la hostilidad no tiene freno.

¿Qué es el hombre sino el animal que pregunta?

A veces se confunde lo profundo con lo que se ha hundido.

Llevo medio siglo leyendo. Se me ha hecho corto.

Quien no cita no hace más que repetir, pero sin saberlo y sin elegirlo.

Las plantas y los animales no son mortales porque no saben que van a morir.

Lo de morirme lo dejaré para cuando no haya más remedio.


(Fernando Savater, Tirar de la cuerda, selección Andrés Neuman, Cuadernos del vigía, Granada, 2012)


No hacen falta las palabras

Hacia 1845 el compositor alemán de origen judío Félix Mendelssohn-Bartholdy (1809-1847) compuso para piano y violonchelo una pieza que no fue publicada hasta después de su muerte. Conocida con el título de Canción sin palabras esta obra, que se nombrará como op. 109, no tiene nada que ver con los ochos libros de obras cortas para piano que llevan el mismo título. En esta obra Mendelssohn combina perfectamente el clasicismo al principio y final de la obra con el romanticismo de su parte central, donde el arrebato sentimental y la intensidad se transforma en calma reflexiva. La interpretación corre a cargo de la familia du Pré; la madre, Iris, al piano y la hija, Jacqueline, al chelo.



 

La vida querida por Alice Munro

A sus más de ochenta años la canadiense Alice Munro vuelve a publicar un nuevo libro de relatos: Mi vida querida. Aclamada y reconocida universalmente podíamos creer tras sus magníficos La vista desde Castle Rock y Demasiada felicidad que era imposible que volviera a sorprendernos de nuevo. Y bien que lo ha conseguido. Su literatura es tan completa que puede ser examinada desde muchas perspectivas. Si miramos atentamente los relatos que conforman esta nueva colección podemos apreciar que nos regala un muestrario de posibles tipos de amor, desde el innecesario e inexplicable al que aparece y desaparece sin razón, del amor que convive con la muerte al amor familiar, del desamor que queda cuando todo se acaba al amor imposible, del  amor que se sustenta en el engaño al que deviene en celos y venganza. Experimentada en la vida nos ayuda a diseccionarla y reconocerla en la aparente trivialidad. Quisiera destacar dos relatos que me parecen prodigiosos, Grava y Tren. En el primero sabemos desde el principio que algo trágico va a ocurrir y lo esperamos con ansiedad, pero cuando la tragedia se produce no estamos preparados para asumir sus consecuencias y reconocer que sí, que la tragedia se acomoda a la vida y tarde o temprano, aunque no desaparece, se hace soportable su peso. El Tren es un relato que nos habla de la huida del sexo, de la imposibilidad de amar cuando el sexo se hace presente o simplemente se insinúa o nombra. Acaba su libro con cuatro relatos autobiográficos en los que reconocemos muchas de las situaciones, escenas y opiniones que hemos visto aparecer en algunos de sus relatos de ficción. Siempre nos quedará la duda si su vida querida ha penetrado en su obra o ha sido la creación la que ha modelado su querida vida.

(Alice Munro, Mi vida querida, trad. Eugenia Vázquez Nacario, Lumen, Barcelona, 2013)

Una R emplumada

Sobre fondo azul tenemos una R que nos dicen fue diseñada a finales del siglo XVI en Venecia. La línea que señala la forma de la letra parece el raquis de una pluma que ha perdido en uno de sus laterales las barbas, mientra que en el otro, éstas han sufrido la labor del artesano que las recorta caprichosa y pacientemente hasta que consigue que olvidemos su origen. En la parte superior, la silueta de una araña se asoma y, aunque admira el trabajo, se pregunta si acaso merece la pena.



viernes, 26 de julio de 2013

Un pozo idílico

El ilustrador alemán Bernhard Wenig (1871-?) perteneciente al movimiento del Art Nouveau y conocido por sus diseños textiles, dibujó en 1899 este ex-libris para el escritor Jakob Wassermann, autor entre otras obras de la famosa novela Kaspar Hauser sobre el niño salvaje encontrado en 1828, con unos dieciséis años, en la ciudad de Núremberg. No podemos afirmar que lo representado pertenezca a algún motivo o secuencia de la obra de Wassermann, lo desconocemos, pero sí que encaja con el ideal y estilo artístico de frontera entre los siglos XIX y XX. Los marcos curvos, las lineas bien definidas, los motivos naturales e idílicos, forman una estampa propia de un mundo, que no reconocemos o identificamos con el arte de la ficción. Destaquemos las lañas que unen las piedras de una de las columnas, la lira cincelada en el pretil y el anagrama del artista.


Malas Notas 43

El problema del aforista es creerse que todo lo que dice tiene importancia.

El problema de aforista es creer que todo como lo dice tiene interés.

¿Para quién escribe quien escribe?

La literatura no es nada más, y nada menos, que saber poner en orden las palabras.

¿Qué nos obliga a ser correctos, educados y agradables con los demás, si sabemos que al final nada de esto importa?

miércoles, 10 de julio de 2013

Algunos de los refranes glosados por Juan de Mal Lara

En la segunda mitad del siglo XVI Juan de Mal Lara (1524-1571) publicó su libro Philosophía vulgar, compendio de mil refranes glosados. Mal Lara había nacido en Sevilla y estudió en Salamanca donde llegó como paje de los sobrinos del cardenal de Sevilla fray Jofre de Loaysa. Allí fue discípulo del comendador Hernán Núñez, humanista interesado por los refranes y de los que publicó en 1555 más de ocho mil en su libro Refranes y proverbios en romance. Nuestro autor retomó precisamente una idea de su maestro, que invitaba a proseguir su obra, y se decidió a glosar muchos de estos refranes. Sus glosas abarcaban desde la búsqueda de autores clásicos, sobre todo griegos y latinos, que ya habían desarrollado en sus textos las ideas del refrán, hasta la vida de la sociedad española de la segunda mitad del XVI que explicaba la naturaleza y razón social del refrán. Es decir tenemos un autor que aborda el estudio del refrán desde una perspectiva filológica y folklórica, un humanista que aplica sus conocimientos al estudio de textos vulgares para demostrar la unidad entre lo culto y lo popular. Su libro, publicado en 1568, está dividido en diez centurias con cien refranes cada centuria. De las dos primeras centurias, dedicadas a Dios y a la religión entresacamos nuestra selección, sabiendo que la importancia está en las glosas que por su extensión nos es imposible transcribir.


A Mariardida nunca le falta mal día, a Marimontón, Dios se lo da y Dios se lo pon.

Buena pascua dé Dios a Pedro, que no me dixo malo ni bueno.

Cuerpo, cuerpo, que Dios dará paño.

Da Dios alas a la hormiga, para que se pierda más aína.

Da Dios almendras a quien no tiene muelas.

Da Dios havas a quien ni tiene quixadas.

Dios me dé marido rico, siquiera sea borrico.

Dios te dé salud y gozo, casa con corral y pozo.

"Dominus providebit", dezía el cura, y arrastrávalo la mula.

Dios no quiso hermano.

La cruz en los pechos, y el diablo en los hechos.

Los diezmos de Dios, de tres blancas sisar dos.

No te dé Dios más mal, que muchos hijos y poco pan.

No hiere Dios con dos manos, que a la mar hizo puertos, y a los ríos vados.

Plega a Dios que nazca el perexil en el ascua.

Romería de cerca, mucho vino y poca cera.

Quiera Dios, Mathea, que este hijo nuestro sea.


(Juan de Mal Lara, Obras completas I, Philosophía vulgar, Madrid, Biblioteca Castro, 1996)
(Hay nueva edición en Cátedra)

Lágrimas de San Lorenzo

Cuando me despedía de Julio Llamazares en la pasada feria del libro de Madrid y después de firmarnos su último libro, Las lágrimas de San Lorenzo, me dijo que esperaba que me gustara, yo le aseguré que sin ninguna duda, y él, correcto, acabó diciendo: "Eso nunca se puede afirmar hasta que no se ha terminado de leer". Los dos llevábamos razón. Su nueva novela es una verdadera delicia. Un lector de español por las universidades europeas, ya cincuentón, ha vuelto a España. Había prometido a Pedro, su hijo de doce años y al que sólo ve de tarde en tarde, que lo llevaría a conocer Ibiza, la isla donde él de joven había conocido la felicidad. En la noche de San Lorenzo suben a una colina para disfrutar de la lluvia de estrellas, las lágrimas de San Lorenzo. Mientras esperan y ven pasar la noche y las estrellas, también recuerda cómo ha pasado su vida, qué le ha llevado a acabar donde está en ese momento. Nos encontramos pues ante una novela de recapitulación y enjuiciamiento. Los distintos periodos de su vida van apareciendo sin orden pero siempre evocados desde una distancia ya infranqueable, como queriendo extraer una enseñanza que transmitir a su hijo aun a sabiendas de lo ilusorio de su pretensión. Un punto de melancolía transita en cada evocación, esa melancolía que aparece siempre en las despedidas y que surge cuando uno piensa en la desaparición. Todo ello nos lo ofrece con una prosa en voz baja, apenas susurrándonos para evitar que el dolor nos asalte y nos unamos, con nuestras lágrimas, a esa lluvia de estrellas que contemplan. Para Llamazares el tiempo se siente y se sufre, por eso junto al recuerdo también aparece la culpa. Un tiempo que sin remedio se repite aunque cambien las personas y los escenarios, así la noche que nos cuenta no es otra que la que pasó con su padre al principio de los tiempos. Léanla y disfruten de un escritor particular.

(Julio Llamazares, Las lágrimas de San Lorenzo, Madrid, Alfaguara, 2013)

domingo, 7 de julio de 2013

Bailemos un fox-trot

La música rusa ha brillado con luz propia dentro de la música clásica. Dentro del periodo soviético posiblemente no haya otro compositor tan relacionado con la nueva sociedad como Dimitri Shostakovitch (1906-1975). Su relación con el régimen sufrió tanto altibajos como una montaña rusa. Tan admirado, llegó a recibir tres premios Stalin, como censurado, tuvo que retirar varias obras, Shostakovitch pasa del elogio a al reproche en más de una ocasión. Nunca sabremos si sus sentimientos eran de adhesión sincera o pose bien estudiada, como tampoco sabremos cómo entendía esos cambios de humor de sus dirigentes. Sí sabemos que se interesó desde joven por una nueva música, el jazz. En 1934 participa en un concurso de jazz en Leningrado componiendo su Suite de jazz nº 1 en tres movimientos. El tercero de ellos lleva por título foxtrot, nombre de un baile de origen norteamericano del que surgiría posteriormente el charleston. La pieza es de una gran brillantez orquestal, reservando para varios instrumentos tiempos en que, como si fueran improvisaciones, lucieran sus sonoridades. Destaca la incorporación de la guitarra con cuerdas metálicas en uno de estos momentos. La versión que hemos seleccionado es de la Orquesta Joven de Roma dirigida por Vincenzo Di Benedetto. Disfruten como vemos disfrutar a sus jóvenes músicos.


Los sofismas de Vicente Núñez

He dudado en incorporar los Sofismas que escribió durante años Vicente Núñez (1926-2002) a esta sección de aforismos y literatura fragmentaria. Al final me he decidido porque representa, en grado máximo, los defectos de los nuevos aforistas. Una primera falta está en la extensión, cada sofisma está formado por muy pocas palabras, tan pocas que el lector no entiende en muchos casos su intención y a la vez es incapaz de completar el sofisma y lo abandona como irrelevante. La paradoja es un recurso intrínseco al aforismo, con él el autor pretende que vayamos más allá de lo que de primeras nos dicen las palabras. Sin embargo cuando la paradoja deviene, y éste es el caso de la mayor parte de los sofismas, en juego, en variaciones o pasatiempo, acaba provocando en el lector indiferencia porque ve que detrás no hay nada, puro vacío. En la página 145 nos dice: "Un sofisma va siempre más lejos que el texto que lo porta" y lleva razón, siempre que porte algo, porque es una falsedad que tengamos que rumiar el aforismo para disfrutarlo, tenemos que deslumbrarnos con la primera lectura, no quedarnos pasmados e ignorantes. Los aforistas clásicos escribían para entender el mundo y ofrecernos su opinión, en la actualidad sólo hablan de sí mismo, no sabemos si para entenderse, lo que sí sabemos es que casi todo lo que nos cuentan nos trae sin cuidado porque ellos nunca serán nuestros modelos. Posiblemente todos estos defectos se deban a la falta de selección, uno puede escribir miles y miles de textos pero no tiene obligación de publicarlos, el noventa por ciento son ejercicios o borradores sobre los que trabajar, y es esta falta de distinción la que estropea y empobrece los sofismas realmente buenos. Algunos de éstos paso a mostrar.

¿Somos los dioses de Dios?

Esto de ahora no es hoy. Es ayer.

Harto de carne, el diablo se metió a fraile: a variar de sabor.

La verdadera hermosura de la mañana está en haber dormido en soledad.

¡Si Mozart hubiera presentido los rosas de Picasso!

El desdén, si no es elegante, nunca es del todo desdeñoso.

¿Quién me garantiza que el estar conmigo no es la mera consecuencia de una huida?

Todo verdadero discípulo era ya un maestro.

Ese beso escaso es el que no se olvida.

¿Por qué el tiempo es tan largo en los trenes?

La cosecha nunca estará a la altura de la siembra.

Bendita seas, autoridad, porque nos hiciste desobedientes.


(Vicente Núñez, Poesías y sofismas II. Sofismas, Madrid, Visor Libros, 2010)

viernes, 5 de julio de 2013

¿Quién soy?

Hugo Höppener (1868-1948) conocido en el mundo artístico como Fidus fue un pintor alemán que destacó por su predilección por las figuras desnudas y los modelos de la mitología germánica. Más famoso que reconocido se decidió por la ilustración en revistas y libros y la publicación de pósters. No faltan tampoco ex-libris como el que aparece en la entrada. Un héroe descansa en un escaño mientras lee rodeado de un maizal. Por detrás se le acerca una joven con un vestido caído y ajustado al cuerpo por sólo dos estrechas cintas. Se acomoda sobre él y mientras su mano derecha se apoya en el hombro de él, con su izquierda le tapa los ojos y le susurra al oído: "Adivina, ¿quién soy?" Hay que reconocer que la estampa no es de este mundo.






jueves, 4 de julio de 2013

R metálica

Esta R está sacada de un libro impreso en papiro en Milán hacia 1490. A primera vista parece algo pesada, como si estuviera esculpida en acero y bañada con una tintura azul verdosa que refleja la luz, aclarando y oscureciendo la superficie. Formada por cuatro cuerpos, éstos se unen entre sí por formas que recuerdan a los cálices de las flores, pero no tenemos pétalos, sólo columnas inexpresivas e irreales. A esta R la han engañado y le han puesto unas galas que no les corresponden, unos alzacuellos demasiado pretenciosos y unos borceguíes inadecuados. Decididamente nunca la utilizaría como inicial.


Otra historia familiar de Joseph Roth

No conozco ningún idioma a parte del nuestro pero me parece fácil reconocer cuándo una traducción es buena. Marina Bornas Montaña nos ofrece en castellano Zipper y su padre una novela de Joseph Roth de 1928. Desde la primera página nos dejamos llevar (a veces mecer) por unas frases que no sólo cuentan una historia sino que las vamos degustando como si un plato delicioso y delicado tuviéramos entre manos. Como es común en Roth nos enfrentamos a la historia de una familia que como la sociedad en la que vive se va descomponiendo poco a poco. No hay sucesos desencadenantes, el propio suceder nos enseña que los años van minando el futuro y que el pasado sólo fue un espejismo bienintencionado. El mismo autor es el cronista de la vida de Arnold Zipper y, necesariamente, de la de su padre. No se podrían entender la una sin la otra, las dos generaciones están unidas en la fatalidad, no tienen porvenir y la decadencia se instala como un huésped familiar que actúa lenta e irremediablemente. La vida tiene un recorrido sobre el que no es posible intervenir y las buenas intenciones devienen en fracaso, pero es un fracaso que no provoca lamentos ni arrebatos, sólo un dejarse llevar sin ofrecer demasiada resistencia. Zipper y su padre es una deliciosa novela que se lee con el placer del que reconoce lo bien escrito, el encadenamiento perfecto de las frases, la sucesión correcta de los capítulos y la sorprendente capacidad para crear imágenes. Y todo se lo tenemos que agradecer a quien nos facilita su lectura, trasladando palabra por palabra de un idioma a otro la creación  de uno de los más grandes escritores del siglo XX.

(Joseph Roth, Zipper y su padre, traducción de Marina Bornas Montaña, Barcelona, El Acantilado, 2011)

domingo, 26 de mayo de 2013

Malas Notas 42

Si quieres que algo tuyo perdure, escríbelo, porque ahora ya nadie recuerda.

Hay dos tipo de escritores de novelas extensas. Aquellos que tienen mucho que decir y aquellos que tienen que ocultar lo poco que nos cuentan.

El llanto es la única lengua que entiende la muerte.

Después de tantos años qué miedo le daban las revoluciones. Sólo le interesaba descubrir quién se las iba a apropiar.

Conforme pasan los años cada vez le veo menos sentido a tener que buscar la belleza en la poesía. Me niego a abrir galerías en los poemas para descubrir brillos tan ocultos.

Siciliana de Mª Theresia von Paradis?

La vienesa Mª Theresia von Paradis (1759-1824) fue compositora, pianista y cantante. A pesar de su ceguera llegó a tener tanta fama que el mismo Mozart le dedicó el concierto para piano KV 456. Como compositora escribió varias óperas, obras para piano y voz y tres cantatas. Sin embargo una de sus obras más famosas e interpretadas, Sicilenne, parece ser que no es suya sino un invento del supuesto descubridor. Aun así debemos reconocer su belleza, la tranquilidad que proyecta, el suave ondular de las notas. Parece que nos meciéramos al compás de los recuerdos, a veces melancólicos, a veces evocadores de tiempos lejanos. Originariamente escrito para cuarteto de piano, en esta ocasión está interpretado por Gerald Moore  al piano y Jacqueline du Pré al violonchelo. La grabación se efectuó en julio de 1962 cuando contaban, él 63 años y ella 17, logrando una feliz combinación.



Refranes referidos al pan

Sabemos que el refranero se ocupaba, entre otros menesteres, de compendiar la sabiduría que durante siglos los distintos pobladores habían ido adquiriendo. Los trabajos artesanales no podían ser menos y así tenemos dichos que nos informan sobre zapateros, sastres o toneleros. Las labores relacionadas con el pan son sin duda, junto a las del vino, las que más refranes tienen en castellano. La preparación de la tierra, los aperos, el abono, la sementera, la recolección, la trilla, la molienda, la cochura y las variedades del pan son algunos de los aspectos sobre los que nuestros antepasados decidieron legarnos sus conocimientos y experiencias. Esther Forgas i Berdet ha localizado miles de refranes, castellanos y catalanes, sobre los ciclos del pan y del vino, aclarando en cada momento a qué se refieren e impartiendo un curso acelerado sobre los distintos trabajos que eran necesarios antes de degustar un buen pan y un buen vino. Ofrecemos algunos ejemplos en castellano que hacen referencia al trigo.

Cuando siembres, siembra trigo.

Estiércol, agua y sol, padres del trigo son.

Quien siembra cabe camino, cansa a los bueyes y pierde el trigo.

Arar con burros y trillar con soga, sembrar buen trigo y coger amapolas.

Florecillas en el trigo, pegujal medio perdido.

Año de gamones, el trigo a montones.

Pan de trigo, leña de encina y vino de parra para sustentar la casa.

Tierra negra da buen trigo, tierra blanca poco y mezquino.

En septiembre quien tenga trigo lo siembre.

Por San Francisco se siembra el trigo, y la vieja que lo decía ya sembrado lo tenía.

Mucha agua en febrero, mucho trigo en el granero.

Mayo frío cría trigo, pero si es muy frío, ni paja ni trigo.

Dice el trigo al sembrador: con un grano o con dos en julio soy con vos.

No digas que tienes trigo hasta que lo hayas cogido.


(Esther Forgas i Berdet, Los ciclos del pan y del vino en las paremias hispanas, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1996).

domingo, 12 de mayo de 2013

Los pensamientos de Manuel Neila

Manuel Neila (1950) es el director de la colección A la mínima que la editorial Renacimiento publica desde 2010 sobre aforismos, máximas, sentencias o pensamientos. Una vez publicados los seis primeros números, su director nos ofrece la séptima entrega: Pensamientos de intemperie del que es autor. Conocedor del género y apasionado de la escritura fragmentaria reconoce que lo que en un principio fuera la simple anotación se acabara convirtiendo en un hábito saludable y estimulante. Muchos de sus aforismos tratan sobre el mismo género, al que considera libre y a la vez expuesto a sus limitaciones, desprovisto del refugio de la filosofía y el pensamiento analítico, es decir a la intemperie. En otras ocasiones usa textos ajenos glosándolos para aventurar una nueva lectura. Su esperanza es que alguno de estos pensamientos puedan ser compañeros de los de Antonio Machado o Rafael Sánchez Ferlosio. Juzguen ustedes si lo ha conseguido.
De los cuatro cuadernos que forman este libro, El silencio roto, Palabras en vilo, La voz desnuda y Juicios en alarde, ofrecemos un pequeña selección del primero.


Es un héroe de nuestro tiempo: cultiva con entusiasmo el cuerpo, la estupidez y la impostura.

El valor de una sentencia depende, en última instancia, de los ingredientes que aporte el lector.

Si la justicia no llevase una venda en lo ojos, se horrorizaría de sus propios errores.

En la medianoche de la vigilia, intentó imaginar cómo serían las cosas antes de ser pensadas.

Despojemos al hombre de su capacidad de asombro y admiración. Y ¿qué nos queda?

A partir del momento en que descubrió sus escrúpulos morales, supo que estaba condenado al fracaso.

(Teoría de la expresión poética, 1.) La poesía es a la literatura lo que el erotismo a la pornografía.

Recurre al insulto porque le falta la inteligencia suficiente para servirse de la ironía. O también: recurre al insulto porque carece de la sensibilidad necesaria para ejercer la conmiseración.

Los amigos no siempre valoran lo que hacemos; lo cual, en muchos casos, es una ventaja.

En materia de sentimientos, todos somos autodidactas.

(Ecolírica, 1.) ¿Qué es poesía?: me preguntas. Poesía es esa rosa que nos traemos del sueño en que vemos una rosa.

(Ecolírica, 2.) Hay algunos libros de hoja perenne... y muchos, muchos libros de hoja caduca.


(Manuel Neila, Pensamientos de intemperie, Renacimiento, 2012.)

Ayer no más, una novela necesaria

Ayer no más, la última novela de Andrés Trapiello, no es un libro sobre la memoria histórica, tampoco sobre la Guerra Civil, ni sobre las relaciones familiares o el sentido de la historia. Es un relato sobre la verdad, la justicia y el perdón. También sobre el tiempo. El tiempo que permite al victimario amortiguar la culpa y enredar la historia. El tiempo que espolea a la victima para lograr el reconocimiento, ya que no es posible la justicia ni se pretende la venganza. Andrés Trapiello teje una historia desde todos los puntos de vista, da la palabra a todos los personajes, mostrándonos sus mentiras, sus miserias, sus anhelos, su futuro y su relación con el pasado. Todos tienen algo que defender y algo que ocultar. Aunque a veces no comulguemos con algunas de las afirmaciones del protagonista no dejamos de reconocer su valía y sobre todo su valor. Leemos la novela como si nos encontráramos ante un misterio que conocemos pero del que no sabemos su desenlace, su lectura adquiere un ritmo parecido al de las novelas negras donde la ansiedad y la implicación del lector reclama un final inmediato. El título es más que un acierto, es la expresión de la mayor verdad sobre la historia de España.

(Andrés Trapiello, Ayer no más, Ediciones Destino, 2012)

domingo, 28 de abril de 2013

Nana de Falla para violonchelo

Manuel de Falla (1876-1946) compuso en 1911, mientras vivía en París, Siete Canciones Populares españolas para voz y piano. Basadas en melodías tradicionales no tuvieron buena acogida en España en su estreno, ya que parece ser que el público esperaba algo menos folklórico. Sin embargo no había hecho sino lo que tantos grandes compositores ya hicieron, inspirarse en las músicas de su tierra. Una de estas siete piezas es la Nana, de inspiración andaluza, donde toma una seguidilla popular para desde la sencillez dejarnos una melodía que nos paraliza y suspende el aliento. La fama traspasó nuestras fronteras e hizo que se realizaran transcripciones para violín o violonchelo bajo el nombre de Suite Popular Española. Maurice Maréchal se encargó de la versión para violonchelo que vamos a escuchar interpretada por Brinton Averil Smith (chelo) y Evelyn Chen (piano). La gravedad del violonchelo y la cadencia sutil del piano crean un sentimiento casi trágico donde la canción de cuna deviene en elegía. La letra, que no vamos a poder escuchar, dice:
Duérmete, niño, duerme,
duerme, mi alma,
duérmete, lucerito 
de la mañana.
Nanita, nana,
nanita, nana,
duérmete, lucerito
de la mañana.


Malas Notas 41

Sólo lo peor heredamos de nuestros padres, pero qué orgullosos nos sentimos.

Durante miles de años nos hemos enfrentado con la naturaleza y sólo ahora la admiramos; donde veíamos terror, ahora vemos sólo  belleza.

Madre mía, ¿qué me estará pasando? ¡Cada día soy más bueno!

No me importa que hablen bien de mí, pero siempre que yo no esté presente.

Admiro en el deporte la rebelión ante los límites; lamento, sin embargo, que siempre tenga que ser contra los otros.

R en rosa

Esta R procede de un alfabeto que aparece en un libro de instrucción del siglo XIX. Sobre un fondo entre verde y dorado destaca la letra en tonos rosas a veces ocultos por una cinta que se enrosca en las zonas verticales. Acompañan flores naturales que por su indefinición no somos capaces de reconocer. El verde, el amarillo y las líneas en rosa aparecen en desacuerdo con el emplazamiento que el impresor tenía decidido.



Que suene la fanfarria

¿Será Hans Jäger quien tocado con el sombrero, la casaca medio abierta, la trompa al hombro y apoyando su mano derecha sobre una supuesta lanza mira de perfil desde un altozano las vastas tierras que le rodean? ¿O será la expresión un sueño siempre por cumplir?
El artista Bernhard Wenig delimita con sencillez la imagen, enmarcándola en contornos propios de art nouveau. La curva siempre dará más calor que la recta y parece propiciar el descanso necesario. En la partes superior derecha, sobre el cielo que se intuye, el anagrama con sus iniciales.



domingo, 21 de abril de 2013

Refranes egipcios dialogados

De Rosa Mª Ruiz Moreno ya vimos una selección de refranes egipcios referidos a la familia. En esta ocasión la temática es más amplia abarcando la vida personal, la vida social y la vida agrícola y rural, y en último término la vida y costumbres de los animales. En este trabajo, como en el anterior, el refrán aparece en primer lugar en su traducción literal, a la que le sigue en grafía árabe y en transcripción fonética. Es de agradecer que a los comentarios explicativos del refrán se añaden los textos castellanos semejantes en cuanto a intención y uso, así como las referencias bibliográficas utilizadas. De entre los más de mil refranes que componen la obra vamos a seleccionar parte de aquellos que presentan una estructura dialogada. Estas formas consiguen un ritmo más intenso a la vez que nos sorprenden por lo inesperado y al mismo tiempo  oportuno. En nuestro idioma muchos de estos diálogos, mayoritariamente no entre humanos, han tenido una muy buena acogida entre los repertorios clásicos y se siguen usando coloquialmente. Veamos pues algunos ejemplos.


-¿Qué te hizo saber que era mentira? -Su tamaño.

Dijeron al lobo:-Te van a encargar del ganado. Y se echó a llorar.-Eso es  lo que te gusta. Contestó: -Temo que sea mentira.

Dijo un ciego a un tuerto: -Amarga el cáliz de la ceguera. Contestó: -Sé de la mitad de ella.

Le dijeron a una mujer: -Eres gorda y tuerta. Contestó: -Vaya lo uno por lo otro.

-Tu pan me agrada, tío. -Para mi desgracia, sobrino.

Le dijeron al hambriento: -¿Cuánto es uno por uno? Contestó: -Un pan.

-¿Conoces a Fulano? -Sí. -¿Has vivido con él? -No. -Entonces no lo conoces.

-Vivir para ver. -Y andar para ver aún más.

-¿Ahorcado o estrangulado? -Todo va al cuello.

-¿Cuál es tu nombre? -Ámbar. -¿Cuál es tu oficio? -Pocero. -Se estropeó el nombre con el oficio.

Dijeron al ratón: -Coge dos arreldes de azúcar y llévale el recado al gato. Contestó: -Buena es la paga, pero el trabajo no le va a la zaga.

-Ojalá se corte con lo que robó. -¿Quién te ha dicho que es un cuchillo?

-Pare la vaca, ¿por qué se contrae el buey? Contestó: -Acaso sea para llevarse los honores.


(Rosa Mª Ruiz Moreno, Egipto y su sabiduría popular: el refranero, Universidad de Jaén, 1999)

La vida ondulante

Ramón Eder (1952) es un navarro que conocedor de la literatura aforística clásica ha decidido no competir en su mismo terreno. El moralismo francés, del que ya hemos hablado en más de una ocasión, lo da por perfecto, tanto en el análisis de caracteres como en la brevedad y oportunidad de su estilo, y por lo tanto difícil de imitar. Prefiere una prosa más irónica y menos categórica. Sus modelos son Lichtenberg, Nietzsche, Renard o Bergamín, por citar algunos de los autores que ya hemos recogido en estas entradas. El humor y la ocurrencia no están reñidos con la reflexión y el pensamiento. El mismo género literario es motivo de interés y nos regala con algunas máximas sobre la importancia y el valor de los aforismos. Hay que agradecerle que, a diferencia de algunos de los autores actuales de aforismos, no se ponga trascendente y evite la solemnidad de lo obvio. También tiene a su favor el desprecio por la acumulación, publicando sólo las notas que sabe son necesarias. En La vida ondulante recoge los dos primeros libros de aforismos que publicó, Hablando en plata e Ironías, añadiendo un tercero, Pompas de jabón. La selección que presentamos está entresacada del primero de ellos, Hablando en plata, publicado en 2001.


Las parejas que parecen más duraderas, cuando se rompen, se rompen como el duralex.

Un político es un ciudadano menos.

Todo rey parece bueno en el exilio.

La transgresión siempre merece un castigo, o un premio.

Lo imperdonable de los que acuden sistemáticamente tarde a las citas es que lo hacen porque a ellos les irrita esperar.

Rebelarse es revelarse.

Se es igual de inteligente a los veinte que a los cuarenta, pero con un poco se suerte no se es igual de tonto.

El que publica un libro y no recibe ninguna crítica siempre podrá pensar que ha dejado al mundo atónito.

Las máximas son como las chaquetas: pueden ser muy bonitas pero no irnos bien: Sólo debemos utilizar aquellas que nos favorezcan.

Ocultaba un defecto de su cara con unas faldas cortísimas.

Recordando los buenos tiempos echó a perder la tarde.

Si de Séneca como maestro salió Nerón como discípulo, quizá no haya que hacerse demasiadas ilusiones sobre las virtudes de la educación.


(Ramón Eder, La vida ondulante, Sevilla, Renacimiento, 2012)