lunes, 24 de octubre de 2011

Malas Notas 20

Hemos llegado a las veinte notas malas. Resignación y aliento.

En el pasado todo lo recordamos más grande: la casa de la infancia, las calles y los domingos.

Hay autores que deberían compartir los premios y galardones con sus lectores; no en balde, a veces, es mayor el esfuerzo por entenderlos que el trabajo que ellos se dan al escribir sus obras.

Si mis padres fueron mejores que yo, y mis hijos, sin duda, lo serán, ¿qué soy yo? Un ser afortunado.

Kafka me enseño a amar la literatura y Borges a disfrutarla.

Si no puedes ser agradable sé al menos correcto.

Ex-libris para una actriz

En 1912 Otakar Stafl, entre otros muchos encargos, diseñó este ex-libris para la actriz Jarmila Kronbauerova (1893-1968). Una máscara desde el fondo contempla como, en primer plano, unas flores rojas consiguen destacar sobre múltiples ramas de espino que forman una red inexpugnable. ¿Cómo compaginar esta pesadilla con la belleza, intemporal, de la artista?

R bordada sobre tela

Como si sobre una tela con pequeñas cruces bordadas, encontramos esta R con un doble cordón que limita su forma, y dentro, para realzar su presencia, pequeñísimos surcos le dan volumen. Las cruces que no oculta la letra, quedando al fondo, le dan una profundidad que no tiene, y el marco, otro doble cordoncillo, una cerca que la inmoviliza.


Refranes vascos

En 1596 se publica en Pamplona Refranes y Sentencias comunes en Bascuence, declaradas en Romance. Son un total de 394 refranes escritos en vasco y en castellano. Según indican los estudiosos el origen debe buscarse más en la literatura castellana que en la vasca, pudiendo ser una traducción a la lengua del País Vasco de refranes ya muy conocidos en el territorio peninsular. Julio de Urquijo los publicó a principios del siglo XX con la traducción al vasco actual y unas glosas que indagan tanto en la filología del eusquera como en el parentesco con los refraneros castellanos y franceses. De estos cerca de 400 refranes sacamos los siguientes ejemplos:

No tiene moho la piedra movediza ni hace panal la abeja espantadiza.

Gotera continua piedra horada y el tiempo largo todo lo olvida.

El mal cantor porfía.

Padre viejo y abarca rota no es deshonra.

Refranes del tiempo pasado, verdades.

Cual suele ser la madre, tal suele ser la hija.

No hagas cuando fueres por el desierto lo que no fuere hermoso en la calle.

El que está acechando es oidor de sus males.

Mayo oscuro y junio claro, pan para todo el año.

Los pastores riñeron, los quesos aparecieron.

El hijo del raposo: zorro.

Ladrones de antaño, verdugos de los de ogaño.


(Julio de Urquijo, Refranero vasco. Los refranes y sentencias de 1596, Editorial Añumendi, San Sebastián, 1964)

domingo, 16 de octubre de 2011

Una primavera menos famosa

Ahora que estamos en pleno otoño es buen momento para escuchar la primavera. Y como el clérigo Vivaldi no tiene la exclusiva de la inclinación del eje de la tierra y su efecto en la sucesión de las estaciones, vamos a dejar que sea Joseph Haydn (1732-1809) quien nos muestre qué era para él la primavera.
El compositor austriaco, famoso sobre todo por sus sinfonías -compuso más de cien- y sus cuartetos de cuerda -no menos de ochenta- escribió en 1801 el oratorio Las estaciones. Dentro de la primavera Simón nos canta el aria "Schon eilet froh der Ackermann", que en traducción de Horacio Franco sería:


Alegre y muy impaciente,
el campesino va a trabajar la tierra,
silbando sigue al arado
formando  largos surcos.

En caminos bien trazados riega las
semillas y las siembra.
La tierra  las recibe
para  madurarlas rápidamente en frutos
de oro.

En esta ocasión la escuchamos dirigida por Nikolaus Harnoncourt.

En los diarios de Renard

Los diarios, como los cuadernos de notas, son buenos textos donde encontrar aforismos, aunque no fueran escritos con esa intención. La urgencia para dejar constancia de un pensamiento, la intimidad y privacidad del acto de escribir un diario y la libertad y frescura en la forma, hacen que muchas de sus anotaciones puedan ser consideradas y utilizadas como aforismos.
Jules Renard (1864-1910) llevó durante veintitrés años un diario cuya última anotación es de un mes y medio antes de su muerte. Él es el protagonista y sus amigos, su familia, la literatura y la sociedad francesa la materia sobre la que opinar. Como buen moralista nada queda fuera de su interés y todo lo que le rodea requiere su atención y, como no puede ser de otra manera, su opinión. Otro rasgo le acerca a los grandes aforistas, el humor y la irreverencia.
Veamos algunos de estos posibles aforismos.

Que no te engañen los rostros altivos y silenciosos: son tímidos.

¡Cuántos han querido suicidarse, y se han conformado con romper sus fotografías!

Dices que aún no estas maduro. ¿A qué esperas? ¿A pudrirte?

Los elogios se invierten como se invierte el dinero, para que nos lo devuelvan con intereses.

He construido castillos en el aire tan hermosos que me conformo con las ruinas.

Puede estar usted seguro de que nunca olvidaré el favor que le he hecho.

¡Y pensar que si fuera viudo tendría que salir a cenar fuera!

Sí, lo sé. Todos los grandes hombres primero fueron ignorados; pero yo no soy un gran hombre, así que preferiría ser famoso inmediatamente.

Solo hago vida social cuando tengo ganas de aburrirme.

Para triunfar de veras, primero tienes que triunfar, y luego que los demás fracasen.

En el momento en que el condenado tiene la cabeza en la guillotina, antes de que cayera la cuchilla tendría que producirse un silencio. Un guardia saldría de las filas y entregaría un sobre al verdugo, y este le diría al condenado: "¡Es tu indulto!". Y haría caer la cuchilla.
Así, el condenado moriría feliz.


(Jules Renard, Diario 1887-1910, Debolsillo, 2008)

domingo, 9 de octubre de 2011

El camafeo

Esta R quería ser libre pero el amor de una mujer se le coló en su interior, y para que no se pudiera marchar decidió enmarcarse, como un  espejo temeroso de quebrarse. Como el tiempo todo lo destruye añadió un péndulo inmóvil que retrasase el futuro y fijase, como la raíz a la planta, su amor en el presente. Pero quién sabe si el amor tiene Remedio.


Stafl diseña para Stafl

En la entrada anterior de los ex-libris de Otakar Stafl vimos un diseño que en 1910 había hecho para su padre. En esta ocasión encontramos que un año más tarde él mismo fue el destinatario de su arte. Unas nubes amenazan el paisaje donde destaca, en primer plano, los restos de una columna clásica. No sabemos si la hiedra es la culpable de la destrucción o la imagen de que no todo está perdido.


Refranes contra el clero

El anticlericalismo español es algo que ni los mismos clérigos ponen en duda. No todos los anticlericales son ateos o agnósticos, la mayoría son cristianos que no entienden cómo los representantes de su Dios hacen lo contrario de lo que dicen y se alían siempre con los más poderosos. El refranero ha recogido este malestar y lo ha expresado, desde hace siglos, sin eufemismos. En otra ocasión tal vez nos centremos en algún grupo particular (monjes, curas, abades, frailes), pero en esta primera aproximación nos conformaremos con una docena, del fraile (13), para abrir boca y degustar uno de los más sabrosos manjares.

A la lumbre y al fraile, no hay que hurgarle; porque la lumbre se apaga y el fraile arde.

A santo que come y bebe, otro le rece.

Abad de Redondela, comisteis de la olla y pedís cazuela.

Al fraile gordo, latigazo en los lomos.

Amor de monja y fuego de estopa y viento de culo, todo es uno.

Asnos, clérigos y judíos, quieren mucho a sus hijos.

Bien predica el ayunar quien acaba de almorzar.

Como el cura de Morote: viejo, chocho... y simplote.

Con militares, frailes y gatos, pocos tratos.

Cuando el prior juega a los naipes, ¿qué harán los frailes?

De los curas y de los mulos, cuanto más lejos más seguros.

De rey, río y religión, líbranos, Señor.

El abad de la Madalena, si bien come, mejor cena.


(Esteban, José, Refranero anticlerical, Madrid, Ediciones Vosa, 1997).